Pareciera que el video DEMUESTRA EN SÍ TODO lo que me hace sentir la canción. Me tranquiliza, me relaja. Incluso la primera vez que ví el video me reí por las coincidencias. La cadencia de la melodía, la letra y la voz de Pablo Alborán, me transportan a un mundo mágico, pero no irreal; y con sólo escucharla - si estoy fuera de casa - es como si estuviera en esos momentos en ella con una taza de un rico cafecito bien acurrucada.
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